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Akita | Raza de perro

Última actualización 19 de Junio de 2024

Popularidad

No tan común

Esperanza de vida típica

Sobre 10 años

Ejercicio

La raza Akita disfruta de paseos largos diarios y sesiones de juego frecuentes.

Necesidades de aseo

El Akita requiere cepillado frecuente, al menos dos veces por semana, debido a su denso pelaje doble que muda considerablemente, especialmente en primavera y otoño.

País de origen

Japón

Adaptabilidad

El Akita puede adaptarse tanto a la vida en apartamentos como a entornos rurales, siempre que reciba suficiente ejercicio y estimulación mental.

Nivel de muda

El Akita suelta bastante pelo durante todo el año, con un aumento notable en las épocas de muda.

Nivel de energía

El Akita tiene un nivel de energía moderado y necesita ejercicio regular para mantenerse saludable y feliz.

Vocalidad

El Akita tiende a ser reservado y no ladra en exceso, generalmente es tranquilo y silencioso.

Capacidad de entrenamiento

El Akita puede ser terco y requiere un entrenador paciente y consistente. Responde mejor a métodos de refuerzo positivo.

Necesidades dietéticas

El Akita necesita una dieta rica en proteínas para mantener su musculatura y energía, además de grasas saludables para el cuidado de su piel y pelaje.

Rango de peso

34-54 kg

Amigable con los niños

Varies

Necesidades sociales

La raza Akita disfruta de la compañía humana y forma fuertes lazos con su familia. Aunque pueden ser reservados con otros animales, con una socialización adecuada pueden llevarse bien con ellos.

¿Para quién?

El hogar ideal para un Akita es aquel en el que pueda ser parte integral de la familia y donde se comprendan profundamente sus necesidades. Este noble y majestuoso perro no es adecuado para un apartamento en la ciudad; prospera mejor en un entorno espacioso donde pueda moverse libremente y de manera segura. Esto implica que una casa independiente, preferiblemente con un jardín cercado, sería lo más adecuado.

El dueño de un Akita debe ser una persona con experiencia y entender la importancia de proporcionar un entrenamiento constante y establecer límites claros. En una familia que disfruta de actividades al aire libre y lleva un estilo de vida activo, un Akita encontrará su felicidad. Dado que el Akita disfruta de largas caminatas y es un compañero leal, es ideal para individuos o familias aventureras que aprecian las salidas a la naturaleza y las aventuras compartidas.

Los Akitas requieren mucha atención y aman ser parte de la vida cotidiana de la familia, por lo que es esencial pasar tiempo de calidad con ellos y proporcionarles liderazgo amoroso pero firme. Además, los dueños de Akitas deben valorar la herencia de la raza y entender la importancia de mantener su dignidad y fuerza de manera equilibrada.

Por lo tanto, un hogar que tenga el tiempo y el espacio para satisfacer las necesidades de esta raza única es el mejor entorno posible para un Akita.

Carácter

Inteligente

Leal

Protector

Alerta

El Akita es una raza que se distingue por su presencia digna y su porte majestuoso, irradiando confianza y tranquilidad. Su mirada profunda y serena esconde un carácter leal y valiente, lo que convierte al Akita en un guardián confiable. Esta raza es como una roca firme que permanece inquebrantable al lado de su familia.

La lealtad y devoción del Akita hacia su familia son casi legendarias. Es como una sombra que sigue fielmente a su dueño, velando constantemente por su seguridad. Aunque inicialmente puede mostrarse reservado con los extraños, el Akita forma vínculos profundos con su propio grupo y demuestra su amor a través de gestos sutiles pero significativos.

De origen refinado japonés, el Akita posee una naturaleza fuerte e independiente que puede representar un desafío para el entrenador. Los Akitas son inteligentes y aprenden rápidamente, pero requieren consistencia y un enfoque respetuoso. Son como sabios samuráis que valoran el honor y el trato justo. Entrenar a un Akita requiere comprensión y paciencia, pero una vez que se establece la confianza, la cooperación fluye sin problemas.

A pesar de su independencia y fuerte voluntad, el Akita también sorprende por ser gentil y juguetón con su familia. Disfruta de los momentos compartidos y puede ser un compañero tranquilo, feliz de descansar a los pies de su dueño. La serenidad del Akita lo convierte en un compañero agradable, imperturbable ante las pequeñas molestias de la vida diaria.

La dignidad y fuerza del Akita también se reflejan en sus movimientos: se desplaza como un bailarín, con pasos deliberados y controlados. Esta raza necesita ejercicio regular y actividades para mantener su mente aguda y su cuerpo en forma. Pasear o enseñar trucos son maneras de fortalecer el vínculo entre el dueño y el perro.

El Akita es más que una simple raza; es un amigo leal que porta con orgullo su herencia y ocupa un lugar único en su familia. Es un valiente ladrón de corazones que aporta una sensación de seguridad y profundo afecto a la vida. La travesía compartida con un Akita está llena de respeto mutuo y confianza que perduran a lo largo de las tormentas y los días soleados de la vida.

Historia

La historia del perro Akita se remonta a los paisajes montañosos de Japón, específicamente en la prefectura de Akita, donde esta noble e impresionante raza ha vivido y evolucionado durante cientos de años. Fuentes históricas indican que los Akitas fueron inicialmente utilizados para la caza, demostrando ser excelentes en la persecución de grandes presas como osos, jabalíes y ciervos. Su robusta constitución, valentía e independencia los convertían en compañeros ideales en condiciones desafiantes.

Desde los primeros tiempos de la historia japonesa, los Akitas fueron altamente respetados, y su posesión estaba reservada para la nobleza y la familia imperial. Los perros tenían un estatus tan significativo en la sociedad que se organizaban ceremonias especiales para ellos y eran tratados con gran reverencia. Poseer una raza tan distintiva como el Akita era un símbolo de riqueza y estatus.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la raza Akita enfrentó tiempos difíciles, ya que Japón experimentó escasez y los perros fueron utilizados para obtener suministros militares, incluyendo su piel. Después de la guerra, la supervivencia de la raza se vio amenazada por la cruza con otras razas y enfermedades. Afortunadamente, personas que amaban a la raza, incluyendo al famoso Profesor Hachiko, conocido por su lealtad a su dueño, trabajaron para salvar al Akita y preservar su linaje puro.

A mediados del siglo XX, el Akita comenzó a ganar popularidad fuera de Japón. Los soldados estadounidenses llevaron estos majestuosos perros a casa después de la guerra, encantados por su presencia imponente, y sentaron las bases para la reputación internacional de la raza. Esto llevó a la expansión de los Akitas por todo el mundo y fortaleció su estatus como una raza de perros respetada.

Hoy en día, el Akita es conocido no solo por su naturaleza fuerte y valiente, sino también por su lealtad y comportamiento gentil con su familia. Los representantes de la raza han conquistado corazones en todo el mundo, conocidos como mascotas dignas pero amorosas. La herencia histórica y el carácter único del Akita lo convierten en una de las razas de perros más icónicas y admiradas a nivel global.